Preservativo femenino: casi nadie lo conoce y pocas lo usan

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04 de Enero de 2009
 
Es uno de los métodos más seguros para cuidarse, pero su uso no se popularizó. Las mujeres que lo probaron lo rechazan porque es complicado de colocar. Su costo es hasta cinco veces mayor que su versión masculina. Los especialistas critican la falta de políticas públicas para difundir los beneficios de este método.

Es una herramienta eficaz contra el VIH/sida y para evitar embarazos no deseados, pero así y todo pocas mujeres lo conocen y lo utilizan. El preservativo femenino cumple quince años desde que fue aprobado por la Administración de Drogas y Medicamentos de EE.UU. (FDA por sus siglas en ingles) y, sin embargo, todavía no se convirtió en un producto masivo.

Según el Fondo Mundial para las Poblaciones de las Naciones Unidas (UNFPA), sólo una de cada cien mujeres de América latina, entre los 15 y 49 años, recibe un condón. En 2007 se distribuyeron 26 millones de preservativos femeninos en todo el mundo, una cifra insignificante frente a los 11 mil millones de condones masculinos repartidos ese mismo año.

¿Por qué no se populariza el uso del preservativo femenino? Los especialistas consultados por PERFIL coincidieron en que la causa principal es la falta de educación sexual que lleva a que muchas mujeres desconozcan esta opción. A la falta de difusión se le suma su alto costo –cada condón vale alrededor de $ 10 frente a $ 1,50 del masculino– y el rechazo de muchas parejas que consideran a la versión femenina como complicada, antiestética y hasta ruidosa.

“Las pacientes que lo probaron dicen que nos le resulta muy práctico. Para colocárselo hay que conocer bien la anatomía de la vagina, porque si queda mal puesto puede llegar a ser incómodo”, explicó Laura Fleider, ginecóloga del Hospital de Clínicas.

Diseño. El preservativo femenino es más ancho que el masculino, tiene un anillo exterior que cubre los labios vaginales y en su extremo una esponjita de poliuretano. La mujer dobla esa esponjita e introduce el condón en la vagina (ver infografía). “Luego el ingreso del pene hace que se acomode en el interior”, explicó Romina Peralta, encargada de marketing de la empresa Cidal, responsable de Camaleón Lady, el primer condón femenino de látex del mercado argentino. Frente al masculino, este método presenta varias ventajas: puede ser colocado incluso horas antes del inicio de la relación sexual, viene ya lubricado y protege contra el VIH/sida y las enfermedades de transmisión sexual (ETS). “Creo que hay una buena disposición a aceptarlo pero no hubo campañas de difusión. El hombre debe saber que la mujer utiliza este método y colaborar para que el pene se introduzca por dentro del preservativo”, sostuvo Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).

Para la psicóloga y sexóloga María Luisa Lerer no es cierto que el preservativo femenino disminuya el placer sexual: “Eso es una respuesta de los hombres”. Por el contrario, los fabricantes sostienen que frente a los preservativos masculinos que dejan el pene “ajustado”, con este condón no se tiene esa sensación. Pero las barreras culturales también pesan: muchas mujeres prefieren que del condón se ocupe el hombre. “Creen que van a pensar cualquier cosa de ellas si llevan un preservativo en la cartera y toman la iniciativa para tener sexo seguro”, ejemplificó Lerer.

Experiencia. En su versión de poliuretano, el condón femenino se utiliza hace una década en Brasil y Sudáfrica, donde los Estados lo proveen gratuitamente a grupos de mujeres. “Mientras que en otros lugares tuvo éxito, en el país ni lo intentamos. Recién ahora hay algunas iniciativas alentadoras”, remarcó Bianco.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación, Ana Ferrarotti, coordinadora del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, sostuvo que el Estado no provee preservativos femeninos porque da prioridad a “otros métodos efectivos y de mayor aceptación”, aunque reconoció que sería positivo realizar una prueba piloto sobre todo en mujeres que no pueden negociar el uso del preservativo, como las trabajadoras sexuales.

Sin embargo, el principal obstáculo para difundir el uso del preservativo femenino continúa siendo el precio: la versión masculina es cinco veces más barata. Esta semana la FDA aprobó un nuevo condón más económico,. “Si fuera más barato, creo que tendría mayor aceptación. Por lo menos más mujeres lo probarían para hacer su experiencia”, dijo Fleider. Frente a la feminización del VIH/sida y el aumento de las ETS, los especialistas llaman a difundir el uso del único método de sexo seguro controlado por la mujer. “Es muy importante conocer el preservativo femenino y aprender a usarlo para que las mujeres tomen en sus manos el control de su salud”, concluyó Lerer.

Mujeres en riesgo

Las mujeres menores de 30 años constituyen el grupo de mayor crecimiento en la transmisión de VIH/sida. Según datos de Onusida, 15,4 millones de mujeres viven con VIH en el mundo. Además, el 40 por ciento de nuevas infecciones corresponden a jóvenes de entre 15 y 24 años, la mayoría mujeres.

Frente a la feminización de la epidemia del sida, el uso del preservativo femenino es el único método de sexo seguro controlado por la mujer. “La ventaja es que protege al igual que el masculino contra el VIH/sida y las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). Tener esta importante herramienta de prevención y no usarla es un desperdicio”, sostuvo Mabel Bianco de Feim. En Argentina, el primer diagnóstico de VIH/sida en una mujer fue detectado en 1987. En ese momento, había sólo un caso de VIH en una mujer cada 96 hombres infectados. En 2006, de diez casos de VIH, seis son hombres y cuatro mujeres.